En el mundo de la telefonía hay que andar con mucho cuidado. Para poder triunfar necesitas hacer las cosas realmente bien, y no tener ningún fallo importante, ya que de tenerlo, puedes ganarte una reputación que no deseas. Algo así ha pasado con Samsung, solo que su reputación lleva años forjándose y simplemente puede ver algunas manchas.
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Sí, estamos hablando del problema que Samsung ha confirmado sobre las baterías del Galaxy Note 7. Sin duda tiene que ser algo muy complicado admitir un fallo así, pero posiblemente esto sea mucho mejor que dejar millones de dispositivos defectuosos por todo el mundo. Por este motivo, la compañía ha hecho bien y se ha comprometido a retirar todos los Galaxy Note 7 que se hayan enviado desde el día de la presentación.
El problema en las baterías del Note7 no es la primera vez que lo vemos y se puede decir que se ha detectado rápidamente. Esto ayuda a las tareas de retirada, ya que de haberse encontrado dentro de un mes, las unidades vendidas serían más del doble o el triple. Según los informes, desde el día de la presentación, Samsung ha vendido 2,5 millones Galaxy Note 7 en todo el mundo. Es una buena cifra si contamos que no en todos los mercados está disponible.
Ahora todos estos terminales tendrán que ser retirados, revisados y reparados para que puedan volver a entrar en el mercado de forma segura, por lo que el coste para la compañía será realmente alto. Se estima que todo el proceso le puede costar a Samsung unos 1.000 millones de dólares, una cifra muy alta, que podría ser mayor si el problema no se hubiera detectado.
1 de cada 24 dispositivos puede estar en riesgo de estallar, por lo que dentro de los 2,5 millones vendidos es una cifra muy alta, la cual puede ocasionar grandes estragos. Veremos cuando Samsung puede anunciar el fin de la retirada y volver a vender su Galaxy Note 7 con total normalidad.