Huawei, Motorola, Samsung y después Xiaomi. Gran parte de las novedades de la industria de la telefonía, actualmente, giran entorno a los móviles plegables. Se puede decir que es lo «más nuevo» que puedes comprar y mucha gente acude a las tiendas físicas a probarlos y ver cómo se doblan. Es posible que te hayas preguntado si son mejores, por qué están en el mercado o si realmente necesitas uno. Hoy te cuento mi experiencia personal con los móviles plegables.
Ya te adelanto que no recomiendo la compra de estos dispositivos a casi nadie. El usuario al que van dedicados es tan específico que cuesta dar con él. Como ocurre en muchas otras industrias, son «avances» tecnológicos que nadie ha pedido.
¿Qué aporta un móvil plegable?
Más allá de ser estéticamente bonito y mucho más espectacular que un móvil normal, ¿qué puede aportarte un móvil plegable? En mi experiencia la ganancia tiende a cero. El móvil plegable que más he utilizado es de tipo concha, aunque también extrapolo mi decisión final al resto de formatos.
Tener un móvil que se pliega y despliega no me ha aportado ninguna mejora real en el día a día. Es más, si me apuras diré que resta más que suma. En casi todas las ocasiones necesitas dos manos para empezar a utilizarlo, algo que no ocurre con un dispositivo normal.
Una vez abierto, la pantalla no es completamente plana y cuenta con una pequeña hendidura en la zona central. No es molesta, pero ni mucho menos se puede considerar como una mejora. En todo caso es un detalle que empeora la experiencia de usuario.
Para utilizarlo necesitas dos pasos extra que no existen en un smartphone convencional: debes abrirlo y después cerrarlo. Puede sonar como una tontería o incluso como algo «guay», pero la realidad es que después de unos días se convierte en un inconveniente más que en una utilidad.
Se pliega y ocupa menos: una verdad a medias
Sí, es cierto que el móvil ocupa la mitad cuando se pliega. Pero esto solo ocurre en la altura, pues su grosor se dobla. Por ejemplo, un Galaxy Z Flip4 mide unos 17 milímetros cuando está plegado: el doble que un smartphone convencional.
Y yo me pregunto, ¿en qué momento es mejor que un móvil sea el doble de grueso? Te aseguro que he notado mucho más el doble de grosor que la mitad de tamaño cuando lo he metido y sacado del bolsillo. Y, por supuesto, cuando lo llevas en él. Normalmente tienes un aparato de unos 8-9 mm en el bolsillo, mientras que con un plegable son 16-17 mm.
En resumen, vuelve a restar en vez de sumar. El hecho de plegar el móvil no es algo positivo para su tamaño general, pues en los formatos actuales pierdes más que ganas. Créeme, puede parecer algo sin importancia, pero transportar algo de casi 2 cm de grosor en el bolsillo no es demasiado cómodo.
Una durabilidad en entredicho
Una de las bazas de los fabricantes para venderte un móvil plegable es la durabilidad de las pantallas. Al ser flexibles no suelen romperse si se caen. Esto es cierto, pero la durabilidad del pliegue es caduca. Es una realidad que nadie puede obviar ni negar.
¿Todo depende de cómo cuides y utilices tu smartphone? Por supuesto. El problema aquí, de nuevo, es que debes poner especial atención si tienes un móvil plegable. Para que lo entiendas, debes cuidarlo más que un móvil normal para mantenerlo en buenas condiciones.
Ya no basta con que no se te caiga al suelo: ahora debes plegarlo y desplegarlo con cuidado, limpiar la bisagra de suciedad y tener especial atención cuando hagas presión sobre él. Un utensilio que debería hacerte la vida más fácil se convierte en una especie de objeto mimado para que no le pase nada después de una año de uso.
Te animo a visitar páginas como Wallapop y buscar modelos plegables. Los precios que verás no son estafas: son usuarios que los venden muy baratos después de darse cuenta de que no obtienen una experiencia mejorada. Y sí, la mayoría con grietas en el pliegue de la pantalla.
Los plegables molan mucho, pero no son mejores
Los plegables son a la industria de la telefonía lo que los descapotables son a la industria de los coches. Molan mucho y siempre has soñado con tener uno, pero cuando lo tienes te das cuenta de que está creado para verlo desde fuera y no para ser funcional en el día a día.
Es lo más novedoso que hay y si eres un entusiasta de la tecnología querrás probar uno. Ya te adelanto que mola, pero que en el día a día, un smartphone convencional es más útil, más eficiente, menos frágil y, por qué no, más barato.