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Seguro que más de una vez has escuchado eso de que los satélites nos espían y saben todo sobre nosotros. Bien es sabido que compañías como Facebook o Google cuentan con millones de datos de cada persona que se conecta a su red, o usa uno de sus servicios. Esto en alguna ocasión puede ser bueno, pero en otras puede dar miedo.
Desde hace unos meses, la utilidad del historial de ubicaciones que nos ofrece Google ha aumentado mucho. La compañía no lo esconde, sino que lo muestra orgulloso, incluso pidiendo nuestra conformidad, como si sirviera de algo decir que no queremos que registre cada uno de los pasos que damos.
Entrar en el historial de ubicaciones es muy sencillo, ya que solo debemos ir hasta Google Maps y entrar en el apartado de cronología. Una vez estemos dentro, Google nos pedirá el permiso para usar nuestra ubicación y darnos datos interesantes, si aceptamos, podemos ver un calendario con puntos grises, que son los que han registrado algún movimiento por nuestra parte.
Ahí podemos ir mirando lo que hicimos cada uno de los días de nuestra vida con Android, algo que puede llegar a ser preocupante. Google sabe mucho sobre nosotros, pero además, sabe dónde estamos en cada momento del día, si nos movemos, si comemos en un restaurante, o si quedamos con alguien. Da igual que no le digas a Google que has comido en tal sitio, ya que él lo sabe, y cómo no, puede usarlo para hacer una lista de tus preferencias, con las que mostrarte sugerencias y también publicidad.
Sí, Google nos espía, pero lo hace de tal forma que los usuarios lo vemos como una funcionalidad, y no como algo malo. Realmente es a lo que nos enfrentamos cuando compramos un dispositivo que es capaz de llevar nuestra vida en tan solo unos centímetros. Poco puedes hacer para que esto no pase, además de tirar tu móvil, irte al bosque a vivir, y no tener contacto con nadie. Aunque posiblemente Google acabará sabiéndolo.