Google sabe que tiene que hacer algo diferente en el mercado para que el público en general pueda considerar su teléfono como el mejor del año. En 2013, pudimos ver cómo Google empezó a ganarse su fama de fabricar buenos dispositivos, y lo curioso es que no lo hacía solo, ya que colaboraba con otro fabricante en su línea Nexus. Así fue como, ese año, salió al mercado el Nexus 5 de LG, un dispositivo que luchó por ser el mejor terminal en relación calidad/precio.
El año siguiente fue un poco caótico para Google. Motorola estaba haciendo un muy buen trabajo por esa época y guardaba una relación muy buena con la compañía de la gran ‘G’, así que decidieron colaborar para hacer su próximo terminal Nexus. No mantuvieron la filosofía del año pasado, ya que decidieron optar por un terminal más caro y mejor. Así fue como llegó al mercado el Motorola Nexus 6, una decepción para todos. Un precio demasiado caro para lo que ofrecía.
Para equivocarse hay que tomar decisiones, y Google tomó esa decisión. Se equivocó, pero aprendió de sus errores. En el año 2015, Google disfrutó de su mejor y último año con los Nexus. Esta vez colaboró con dos fabricantes distintos, con Huawei para hacer el Nexus 6P, y de nuevo con LG para fabricar el Nexus 5X. Ambos dispositivos llegaron a un buen precio a Europa, y su increíble cámara y rendimiento hizo que fueran dos de los mejores dispositivos en su sector.
Este año han cambiado su política de colaboración, ya que han optado por hacer casi todo el teléfono por su cuenta. Decimos que casi, porque Google es el encargado de hacer todo el desarrollo del software y el diseño del terminal, pero del ensamblaje se encarga HTC. Esta ha sido la nueva colaboración que se ha seguido para fabricar el Pixel y Pixel XL, los dispositivos de Google para intentar reinar en la gama alta sin ningún ‘pero’.
Hoy os traemos en análisis del terminal más grande de Google, el Pixel XL, y os adelantamos, que sí, que creemos que tiene potencial para ser el mejor terminal del mercado este año,
Un diseño cuidado, pero no el mejor
La versión que hemos podido analizar ha sido la de color negro, y nada más tener el terminal en nuestras manos nos damos cuenta del diseño tan diferente por el que han optado. En la parte trasera vemos cómo se divide en dos partes, la parte de arriba está construida en cristal, mientras que la de abajo y todo el terminal en general está construido en metal. Google sigue optando por poner el sensor de huellas en la parte trasera, añadiendo esta vez el símbolo de Google para que quede claro que su eslogan #MadeByGoogle. Nos ha gustado bastante este diseño en el color negro, mientras que en el blanco ha podido quedar un poco peor.
El diseño de Google tiene algunos ‘peros’ muy grandes. El primero que vamos a comentar es el tema de los marcos. Es un dispositivo muy largo para el tamaño de pantalla que tiene, ya que la diagonal de su pantalla asciende hasta las 5,5 pulgadas, pero su altura será de 154,7 mm. Otro de sus puntos débiles ha sido su grosor, que se dista mucho de los terminales actuales de la gama alta. Su grosor es de 8,5 mm, que si lo comparamos con otros terminales de la gama alta, vemos que es 1 mm más grueso. Otro detalle que tenemos que comentar es que a la hora de tener el terminal en la mesa, su diseño casi simétrico hace que nos resulte difícil saber cuál es la parte de abajo y la parte de arriba, haciendo que lo cojamos al revés. En estos marcos, creemos que podrían haber incluido perfectamente un sensor de huellas, en vez de incorporarlo en la parte trasera.
Google ha vuelto a apostar en este terminal por la tecnología USB Tipo C, que se encuentra en la parte inferior del dispositivo junto a dos altavoces. En el lateral derecho tenemos el botón de apagado y encendido y los controles de volumen. En la parte superior nos encontramos el jack de 3,5 mm, del que tanto presumió Google en su presentación haciendo un guiño a Apple. Su peso nos ha dejado una buena sensación, ya que es bastante ligero para tener una pantalla de 5,5 pulgadas.
Sigue apostando por las pantallas AMOLED
Google sigue apostando por un teléfono grande, pero no tanto como el año pasado con el 6P. Este Pixel XL lleva una pantalla de 5,5 pulgadas. El panel que lleva es AMOLED, y cuenta con una resolución QHD, para competir con todos los terminales del año. Sin duda, es una de las mejores pantallas del año, aunque no podríamos decir con exactitud, si es la mejor o no. Su panel AMOLED nos deja muy buenas sensaciones, teniendo lo mejor de estos paneles que son los píxeles negros de la pantalla y llegando a tener una buena interpretación de los blancos, bastante parecida a la sensación que nos dan las pantallas IPS.
Ya hemos dicho bastantes veces que nos gusta mucho la decisión de los fabricantes a la hora de apostar por paneles AMOLED, ya que al apagarse los píxeles de la pantalla en los colores negros, nos da una mejor eficiencia energética, algo que con las pantallas IPS, aunque cada vez gasten menos batería, no tenemos. Un detalle que no nos ha gustado mucho ha sido que no se incluya ninguna personalización de la pantalla, a la hora de cambiar tonos, colores o calibrar la pantalla en general.
El Pixel destaca en lo de siempre: el software
Llegamos al punto en el cual Google saca pecho y supera a todos los fabricantes. Este Google Pixel ha apostado por el procesador más potente hasta el momento, el Qualcomm Snapdragon 821, acompañado de 4 GB de memoria RAM. Ya os adelantamos que en fluidez y rendimiento, no tiene rival.
Este terminal cuenta con una muy buena experiencia de usuario en el día a día. Su hardware nos da una experiencia impecable a la hora de jugar a cualquier aplicación. En el tema del software, vemos Android 7.1 Nougat personalizado por Google. ¿Qué significa que lo personalice Google? Que tenemos el Pixel Launcher por defecto, Google Assistant y el soporte técnico que tienen los Pixel las 24 horas del día. La fluidez que nos da en el día a día es increíble, a la hora de utilizar sobre todo la multitarea.
En el apartado de la batería nos hemos llevado una alegría, ya que cuenta con 3.450 mAh de batería, la misma cantidad que llevaba el Nexus 6P del año pasado. De media, hemos tenido seis o siete horas de pantalla con un uso variado, pasando por 4G o WiFi. En general, podemos decir que estamos delante de una batería a la altura del terminal que ha hecho Google.
El apartado de la cámara vamos a tratarlo más a fondo en otro artículo en los próximos días, ya que creemos que dará mucho que hablar y que posiblemente sea el punto más importante de este terminal. Os adelantamos que su resultado es muy bueno, y que seguramente Google tenga una de las mejores cámaras del año otra vez.
Conclusiones
El Google Pixel XL es un terminal que llega, sin duda, a ser el mejor del mercado. En un dispositivo que tiene muy pocos fallos, y lo mejor de todo, es que estos fallos no son tan graves para arruinar la experiencia de usuario. Hubiésemos preferido un diseño mucho más aprovechado, con un sensor de huellas en la parte frontal en vez de en la trasera y la inclusión del chip de radio FM.
Su mayor pro ha sido el de la experiencia de usuario. Contamos con el hardware más potente del mercado, y si a eso le sumamos la increíble experiencia de usuario que nos da Google con Android puro, tenemos posiblemente el terminal con mejor rendimiento del mercado. Otro de sus puntos fuertes ha sido el de su batería, que nos ha sorprendido gratamente dándonos de media seis horas de pantalla.
En general, este Google Pixel XL nos ha gustado mucho, ya que es un terminal que no le falta de nada. Su fecha de llegada a España todavía no la sabemos, y su precio para la versión más básica del Pixel XL rondará los 900 euros. Así que sí, Google ha hecho un teléfono que puede superar a todos, pero también lo ha hecho uno de los más caros del mercado.
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