Mi primer Android, por Alfonso Vicente

Hace muy poco tiempo que entré como redactor en esta magnífica página web llamada Pro Android. Nosotros somos los encargados de informaros día de todas las novedades del mundo Android. Pero antes de ello, todos tuvimos que empezar por algún sitio, y es por esto por lo que hoy os traigo la sección de “mi primer Android”.

He de decir que me inicié en este mundillo algo tarde, pues mi Samsung Onix con Sistema Operativo Java tuvo una larga vida. Pero en el momento en que murió, adquirí el que fue mi primer Android.

El Sony Xperia Miro fue todo un lujo para mí, pues dar el salto de Java a Android 4.0 Ice Cream Sandwich era una experiencia impresionante. Claramente, hoy por hoy, dicho móvil pertenece a una gama bajísima, pero en el año 2012 no estaba del todo mal. Su diseño me gustaba. Era de plástico, muy simple y con unos marcos laterales generosos pero tenía una luz alargada encima de los botones físicos que cambiaba de color y le daba un toque muy interesante.

Sus 3.5 pulgadas con resolución 320 x 480 píxeles eran suficientes para mí. Y con sus 4GB memoria interna (2GB disponibles para el usuario) ampliables mediante microSD tenía el espacio justo para mis juegos y aplicaciones. He de decir que me molestaba el no poder descargar todos los juegos del Google Play, ya que tenían muchísimos lags. Esto, entre otras cosas, era producido por sus 512MB de memoria RAM y su procesador de un solo núcleo a 800 MHz.

Lo que más me gustaba al principio era su cámara de 5 megapíxeles, pues siempre me ha gustado realizar fotografías. No era de las mejores pero estaba muy bien aprovechada. Pero como todo en su conjunto, empezó a quedarse corta a medida que pasaba el tiempo.

Así es. En solo 1 año todo el móvil en sí se me empezó a quedar muy pequeño, ya que la tecnología avanza vertiginosamente. Así, lo que empezó siendo una pasada para mí, empezó a molestarme, pues las aplicaciones pesaban más y utilizaba más, por lo que el espacio me era totalmente insuficiente y cada vez parecía que funcionaba más y más lento. No era capaz de mover todo lo que le pedía.

Pero sus días estaban contados porque sin poder evitarlo se quiso dar un chapuzón en el agua. Al principio sobrevivió, pero poco tiempo después se sobrecalentaba, la batería no pasaba de las tres horas, la cámara dejó de funcionar y todo empezó a decaer. Así que ese fue su triste final y mi oportunidad de ahorrar para adquirir otro Android nuevo que fuera mejor, más grande y más potente para sacarle el máximo partido.

¿Cuál fue vuestro primer Android?